martes, 24 de enero de 2012

03. Unidad 03. Taller 10. La Península Ibérica: encuentro de culturas

TALLER 10. LA PENÍNSULA IBÉRICA: ENCUENTRO DE CULTURAS
La Península Ibérica fue punto de encuentro de las culturas cristiana, musulmana y judía.
Los tres grupos coexistieron pacíficamente durante parte de la Edad Media, pero desde finales el siglo XIV las minorías musulmana y judía, especialmente esta última, padecieron violentas persecuciones que hicieron difícil su vida en el territorio que antes les había acogido con cierto nivel de tolerancia.
La convivencia de las tres culturas fue, sin duda, un elemento enriquecedor para la cultura hispana, pues cada una de ellas aportaba elementos esenciales que complementaban a las otras dos. Una de sus obras más evidentes fue la que salió de la Escuela de Traductores de Toledo, lugar de encuentro de sabios e intelectuales de las tres culturas.

03. Unidad 03. Taller 09. El camino de Santiago

TALLER 9. EL CAMINO DE SANTIAGO
El apogeo del románico, primer estilo internacional de la Edad Media, siguió a la consolidación del Camino durante los siglos XI y XII. Los intercambios culturales surgidos de la peregrinación provocaron que este movimiento artístico, con sus variantes regionales, se extendiera por toda Europa.
Con el asentamiento de la ruta jacobea se fueron sucediendo cambios en la sociedad medieval que ayudaron también a la extensión del románico: el fortalecimiento de los reinos europeos, el crecimiento de la población y la generalización del comercio. También tuvo una importancia capital en el florecimiento de este estilo las órdenes religiosas, sobre todo la de Cluny.
El aumento de feligreses hizo que se comenzaran a construir cada vez más iglesias, pero de forma más cuidada y elaborada. Las viejas construcciones de techumbre de madera y reducidas dimensiones se transformaron en otras más resistentes y monumentales.
Pero no todo en el románico son iglesias. El trasiego de peregrinos -acompañados de trabajadores que levantaban templos para acogerlos, y mercaderes que llenaban la Ruta con sus puestos- propició una arquitectura civil complementaria a la religiosa. Se comenzaron a edificar hospederías, hospitales, puentes y barrios para albergar a la masa que movía el Camino de Santiago. Así fue como poco a poco fueron naciendo los burgos medievales, y en el centro de ellos, la iglesia románica con sus cimborrios y ábsides.
El elemento fundamental del románico es la sencillez, el purismo en sus líneas y formas. En España desaparece el eclecticismo imperante hasta ese momento, que mezclaba detalles bizantinos con influencias locales, paleocristianas o godas. Aunque sí se siguió cultivando algún componente local como los arcos fajones. También se aprecia en las iglesias románicas españolas la influencia mudéjar.
El templo románico se caracteriza además por la utilización de la planta de cruz latina; tres naves (la central, mayor en altura y anchura que la laterales); un crucero con una torre (cimborrio) que limita un extremo de la nave central, y una cabecera semicircular donde se sitúa el altar mayor. A veces, según el tamaño de la construcción, los brazos del crucero albergaban capillas semicirculares llamadas absidiolos.
Los templos se orientaban hacia Jerusalén, por lo que las cabeceras se situaban en la fachada oriental, y la entrada, en línea recta opuesta, en la parte occidental. Esta fachada estaba siempre ricamente decorada, con molduras, columnas y capiteles donde se esculpían narraciones bíblicas.

03. Unidad 03. Taller 08. Arte románico y gótico

TALLER 8. ARTE ROMÁNICO Y ARTE GÓTICO

03. Unidad 03. Taller 07. La conquista cristiana de la Península

TALLER 7. LA CONQUISTA CRISTIANA DE LA PENÍNSULA
7.1. EL TÉRMINO RECONQUITA O CONQUISTA
La lucha contra los musulmanes ha recibido y recibe el nombre de reconquista. Se utiliza este término, aunque no sea realmente preciso, porque reconquistar significa volver a conquistar un territorio perdido y los habitantes de los núcleos del Norte que comenzaron la reconquista nunca habían controlado el territorio peninsular conquistado por los árabes.
La reconquista fue un proceso de conquista lento, largo y desigual, debido a aspectos muy diversos que se produjeron entre el año 722 en que se produjo la conocida como primera batalla, Covadonga, hasta 1492, año en que los Reyes católicos tomaron Granada y pusieron fin al proceso de reconquista. A los avances conquistadores le seguía un proceso de ocupación del territorio, conocido como repoblación.

7.2. EL ORIGEN.
La conquista árabe de la Península Ibérica trajo como consecuencia la desaparición del reino de los visigodos, asentados en el territorio peninsular desde comienzos del siglo V. Los musulmanes ocuparon prácticamente toda la Península, pero no la dominaron por completo.
En la franja norte existían pueblos que no habían sido dominados tampoco por los visigodos y que no estaban dispuestos a dejarse controlar: esos pueblos eran los astures, los cántabros y los vascones. En la zona del Pirineo también hubo grupos que no aceptaron la dominación árabe y se organizaron en pequeños condados. En el extremo oriental del Pirineo, el monarca franco Carlomagno fundó una frontera o marca, la Marca Hispánica. 

Desde esos primeros núcleos de resistencia se inició un proceso de conquista y ordenación de territorios, organizándose los reinos que con el tiempo acabarían dominando toda la Península y controlando territorios y población mediante instituciones políticas. Terminado el proceso de conquista, las dos grandes coronas continuaron su expansión por el mar: la Corona de Aragón por el Mediterráneo, y la Corona de Castilla, al mismo tiempo que el reino de Portugal, inició su expansión por el Atlántico. La población de estos reinos cristianos vivió junto a los musulmanes, y a la población judía que había llegado a la Península Ibérica hacía siglos, y su convivencia dio lugar a un rico intercambio cultural.

7.3. LA CONQUISTA DE LOS REINOS CRISTIANOS
Los reinos cristianos de la península ibérica fueron conquistando los territorios ocupados por los musulmanes.
Lo realizaron en distintas etapas. Conforme iban conquistando las tierras ocupadas, los reyes y los señores se encargaban de la repoblación (poblarlas de gente y recibir rentas a cambio).
1. Conquista del río Duero (722-1085)
La conquista del norte del Duero fue fácil, porque en esta zona vivían muy pocos musulmanes, y los que había eran bereberes, que estaban muy descontentos con el califa de Córdoba. A esta zona llegaban muchos pobladores andalusíes que terminaron descontentos con el califa, como los campesinos mozárabes.
Cuando aparecieron los reinos de Taifas, en 1031 los reyes cristianos se animaron a realizar conquistas al sur del Duero, donde había algunas ciudades importantes, como Segovia y Toledo.
También se avanzó un poco en el Valle del Ebro, donde había más musulmanes, y se conquistó Zaragoza. La conquista de Toledo en 1085 por Alfonso VI de Castilla se celebró por todo lo alto, porque se había recuperado la antigua capital de los Visigodos.

2. Conquista de La Mancha y del Sur del Ebro (1085-1212)
En La Mancha y en el sur del Ebro eran unas zonas desérticas y pobladas por unos cuantos bereberes. Por eso, cuando se conquistó Toledo, el rey Taifa de Sevilla vio muy cerca el peligro y pidió ayuda a los Almorávides, que eran grupos muy disciplinados, mitad guerreros mitad monjes musulmanes.
Nada más llegar, los almorávides vencieron a los cristianos en la batalla de Zalaca (1086).
Los reinos cristianos tuvieron que parar sus conquistas y pidieron ayuda a las Órdenes Militares. Las Órdenes Militares eran también grupos disciplinados, mitad guerreros y mitad monjes cristianos. Los reyes prometieron a estas órdenes que les darían por feudo las tierras que conquistasen en La Mancha.
La Orden de Calatrava hizo grandes conquistas en la zona de Ciudad Real. Pero los Almohades consiguieron una gran victoria en la Batalla de Alarcos (1085). Para recuperar el territorio, los reyes cristianos y las Órdenes militares agruparon un gran ejército que luchó contra los Almohades en las Navas de Tolosa (1212), que fue la gran victoria Cristiana.

3. Conquista del Valle del Guadalquivir y el Levante (1212-1288)
Con la victoria de las Navas de Tolosa (1212) el poder musulmán se derrumbó. Los reyes cristianos hicieron grandes conquistas. Jaime I "el Conquistador", rey de Aragón conquistó Valencia y las Baleares. Fernando III "el Santo", rey de Castilla, conquistó Sevilla, y Alfonso X "el Sabio", rey de Castilla, conquistó Murcia. El reino taifa de Granada no se conquistó porque se hizo vasallo del rey de Castilla y colaboró en las conquistas. Algunas de las tierras que conquistaron los reyes cristianos se dieron en feudo como premio a los que habían participado en las batallas; otras, al ser ciudades importantes, las dejaban libres y en ellas vivían los musulmanes y judíos que querían seguir viviendo en el mismo lugar.

4. La Crisis del siglo XIV y el ascenso de la dinastía Trastámara
Durante el siglo XIV y buena parte del siglo XV se paralizaron los deseos de conquistar el reino musulmán que quedaba en la Península Ibérica: Granada. Esto se debió a que se produjo la crisis del siglo XIV y a que, por culpa de ésta, aparecieron numerosas guerras y revueltas dentro de los reinos. Las guerras eran entre los señores y los reyes, y las revueltas entre los campesinos contra los señores.
Entre 1366 y 1369 se produjo una importante guerra en Castilla: La Guerra Civil
Castellana.
El rey Pedro I quiso acabar con el poder de los nobles y de los señores
ayudándose de los burgueses de las ciudades. Los nobles, enfurecidos, proclamaron rey a Enrique II de Trastámara, que era hermanastro de Pedro I. La guerra terminó durante la Batalla de Montiel, donde los dos hermanos lucharon cuerpo a cuerpo y Enrique le mató. Con ello se inició la dinastía Trastámara en Castilla. Enrique II se le conoce como "el de las Mercedes" por todas las riquezas y privilegios que concedió a la nobleza.
En la Corona de Aragón, en 1410 murió el rey Martín I "El humano", sin dejar
descendencia. Entonces, los representantes de cada reino se reunieron en la ciudad de Caspe (Zaragoza). Allí se firmó el Compromiso de Caspe (1412) donde se acordó que los nuevos reyes fueran los de la dinastía reinante de Castilla, los Trastámara. El primer rey fue Fernando I "de Antequera".
De este modo, durante el siglo XV en Castilla y Aragón reinó la misma dinastía, los
Trastámara. Ambas coronas terminarían por unirse a finalizar el siglo, con el matrimonio de dos primos: Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, los Reyes Católicos.

03. Unidad 03. Taller 06. Los problemas en la Edad Media

TALLER 6. LOS PROBLEMAS DE  LA EDAD MEDIA.
6.1. HAMBRE Y PESTES.
Durante el Siglo XIV, Europa se vio asolada por pestes y hambrunas, que afectó a la economía, a la política y a la sociedad. Las causas de estas crisis son:
  • Clima desfavorable, debido al frío constante y a lluvias abundantes, lo que llevó a pudrir los alimentos, a no poder ir cultivar el campo. Los primeros signos negativos aparecieron en el siglo XIV, con el fracaso de la producción agrícola, especialmente del trigo, debido a los largos inviernos y los húmedos veranos.  Como consecuencia, el hambre se extendió por toda la Europa Occidental.
  • Las frecuentes guerras entre los reyes y los señores feudales. Destaca la Guerra Civil Castellana (1366-1369) que enfrentó al rey Pedro I "El Cruel" contra su hermanastro Enrique de Trastámara (que apoyaba a los señores feudales).
  • La rápida expansión de la Peste Negra debido al desarrollo del comercio marítimo de la etapa anterior. La Peste Negra se originó en 1348 en las costas del Mar Negro y se extendió rápidamente por las rutas comerciales.
Estas calamidades no eran nuevas en la Edad Media; para la población eran signos de muerte, estancamiento y rebeliones populares, lo cual se traducía en pesimismo y desesperanza.
La enfermedad atacó con virulencia desigual. En conjunto hizo perecer a una tercera parte de la población europea. En las cinco o seis décadas siguientes, la epidemia rebrotó periódicamente. Estos años constituyeron una gran fisura en la historia de la civilización europea, cuyo desarrollo fue atajado de golpe.

6.2. REVUELTAS URBANAS Y CAMPESINAS
Tras la llegada de la Peste Negra, el campo sufrió un fuerte descenso de su población, esto provocó que los ingresos de los señores disminuyeran notablemente. Por ello, la nobleza reaccionó de dos formas:

  • Engrandeciendo sus dominios mediante nuevas concesiones reales que conseguían presionando a los reyes.
  • Endureciendo las condiciones de los campesinos e imponiendo nuevos impuestos.
Ante esta situación se produjeron revueltas de campesinos.
Pero también en las ciudades, la miseria se extendió entre las capas más bajas de la población y el malestar social explotó a menudo contra los judíos a los que se acusaba de acaparar las riquezas.

03. Unidad 03. Taller 05. La recuperación de las ciudades

TALLER 5. LA RECUPERACIÓN URBANA. LAS CIUDADES
Entre los siglos XII y XIV, como consecuencia de las mejoras en agricultura y el aumento de la población, se inició en Europa un desarrollo económico que favoreció el renacer de las ciudades y de la vida urbana.
Los agricultores, al producir más de los que necesitaban para su consumo, generaron un excedente o sobrante de alimentos y de materias primas.
Los campesinos, y sobre todo los nobles y los eclesiásticos, propietarios de las tierras, buscaron mercados donde vender esos productos, y os encontraron en las nacientes  ciudades europeas. Allí intercambiaban los excedentes agrícolas cpor los productos artesanales urbanos.
Además el crecimiento de la población fomentó la emigración de una parte de los campesinos a las ciudades, donde encontraban mayor libertad personal y algunas oportunidades para mejorar su vida.
Las ciudades pasaron a ser un centro de producción artesanal y de intercambio de productos. En ellas se desarrolló una próspera burguesía (comerciantes, artesanos, banqueros) que gobernaba la ciudad.
Los monarcas aprovecharon el crecimiento de esta burguesía para aumentar ya afianzar su poder sobre la nobleza feudal.
A partir de medidaos del siglo XIV y durante gran parte del XV, Europa sufrió una crisis económica y social generalizada, que afectó tanto al campo como a la ciudad.

5.1. ¿CÓMO ERAN LAS CIUDADES MEDIAVALES?

Las ciudades medievales estaban rodeadas de altas murallas para su protección. En sus puertas se cobraban los impuestos sobre las mercancías que entraban en la ciudad. Las puertas se cerraban por la noche.
Los edificios más destacados eran la catedral, el ayuntamiento y los palacios de algunos nobles y burgueses. La ciudad se dividía en barrios, cada uno con su propia parroquia. El resto del espacio estaba ocupado por un enjambre de calles estrechas y tortuosas, entre las que, en ocasiones, había pequeños huertos.

Disponían de un gran espacio abierto, la plaza del mercado, donde los comerciantes y campesinos instalaban sus tenderetes y en el que tenían lugar los principales acontecimientos de la ciudad: las representaciones de los artistas, las celebraciones festivas y los ajusticiamientos.


El ambiente de las ciudades era muy insano. Pocas calles estaban empedradas, por lo que se caminaba entre el barro. Las ciudades carecían de alcantarillas y los desperdicios de las casas se arrojaban directamente a las calles. Por ellas correteaban también los animales domésticos (gallinas, cerdos, etc.) que poseían algunos habitantes. Por todo esto, las enfermedades eran frecuentes. Como muchas viviendas eran de madera se producían numerosos incendios.

5.2. LA APARICIÓN DE LA BURGUESÍA.
Mientras que la nobleza y el clero eran los grandes propietarios de tierras y vivían de las rentas que les proporcionaban el trabajo de los campesinos, la burguesía apareció en la Baja Edad Media, como los pequeños agricultores y mercaderes diversos que emigraron del campo a la ciudad como una forma de escapar de sus señores feudales que los ahogaban con impuestos en especies.
Con el término burguesía se designaba a aquellas personas que residían en los burgos o ciudades, desarrollando tareas típicamente urbanas, y diferenciadas de las agrícolas-ganaderas.
Como en el siglo XIV ocurrió una gran crisis rural, la crisis del siglo XIV ocasionada por malas cosechas, donde el hambre provocó enfermedades y decrecimiento poblacional. Lo que llevó a campesinos sobrevivientes a residir en las ciudades, y ellos junto con poderosos comerciantes y banqueros conformaron la población burguesa, pues, aprovechando aquella crisis.
Comenzaron a tener mucho poder lo que ayudó a la realeza al apoyarse en ellos para eliminar el sistema feudal y dar paso al Renacimiento. Sin embargo, pese a tener poder económico nunca pertenecieron a  los estamentos privilegiados pues trabajan y debían pagar impuestos. Por ello, deseaban alcanzar el poder político ayudando así a los reyes contra el poder asumido por la nobleza.

5.3. LAS INSTITUCIONES DE LAS CIUDADES.
¿Cómo tenían organizado su gobierno las ciudades?
Todos los ciudadanos formaban la comuna y, al principio, se reunían en asamblea para decidir los asuntos. Pero más tarde las cosas cambiaron. Se nombraron unos regidores que gobernaban de hecho la ciudad, ayudados por un consejo formado por hombres elegidos.
Aquí empezaron las disputas entre ellos mismo, porque los burgueses ricos (banqueros, grandes comerciantes, propietarios de tierras, talleres o molinos, etc) lograron que la mayoría de los regidores y consejeros pertenecieran a sus familias. Los pequeños burgueses (artesanos, comerciantes) protestaron porque tenían pocos representantes en proporción a su número, y más aún los obreros, aprendices o los pobres que no tenían ninguno.
Los municipios disfrutaban de una cierta autonomía y jurisdicción propias. Pero, ¿qué privilegios tenían los municipios?.
  • En primer lugar ser hombres libres. No eran siervos del conde. Podían moverse libremente, comprar, vender, trabajar, educar a sus hijos y casarlos sin tener que pedir permiso al conde.
  • Por otra parte, les permitía gobernar su ciudad. Podían ser los jueces y crear sus propias leyes de gobernó de sus ciudades, fabricar moneda propia, que nadie les prohibiera tener mercado libre, ordenar sus finanzas con sus impuestos y podían llegara a tener sus propias tropas o barcos ara defenderse. Pero todo esto a cambio de un impuesto que pagaban anualmente al conde o al rey.
En Castilla, los concejos abiertos a toda la población, fueron sustituidos por una representación de éstos: los cabildos, que acabaron dominados por la nobleza.
En Aragón, el desarrollo comercial y artesano dio un gran poder a la burguesía.

03. Unidad 03. Taller 04. La economía de subsistencia

TALLER 4. LA ECONOMÍA DE SUBSISTENCIA
La economía feudal es rural, basada en la tierra, con una mínima división del trabajo y escasos intercambios comerciales.
El centro económico es el feudo o señorío, grandes propiedades (castillo/monasterio y sus terrenos) de nobles o altos eclesiásticos, autosuficientes.
En él se distinguen 2 partes:
  1. La reserva, que era la mejor parte del fuedo, era el lugar donde vive el señor y que explota directamente, 
  2. Y los mansos, donde viven y trabajan los campesinos agrupados en aldeas, quienes entregan parte de la cosecha al señor y trabajan en la reserva. Hay además tierras comunales e instalaciones de uso común, previo pago de una tasa ( molino, horno, fragua..).
Cada feudo estaba orientado al autoabastecimiento: producía todo lo necesario para la subsistencia de sus habitantes (alimento, vestido, herramientas...).Los instrumentos de trabajo son rudimentarios (manufacturas caseras) y la producción, escasa. 
Se trata, pues, de una economía agrícola-ganadera de subsistencia y autárquica, no se traen apenas productos de fuera del feudo y se sacan muy pocos productos de él: los pocos excedentes se venden en el mercado  semanal del burgo.

4.1. SECTOR PRIMARIO: La agricultura y ganadería
La agricultura y la gran propiedad fueron las bases de la economía feudal.
Mientras la población se mantuvo en cifras bajas no fue necesario ampliar la superficie de cultivo, pero a partir del siglo XII se hicieron necesarias nuevas roturaciones. Las técnicas de cultivo continuaron siendo las utilizadas en la época romana, salvo en el mundo islámico, que desarrolló la técnica del regadío, con nuevos instrumentos, como la noria.
Los campesinos tendían a hacerse sus aperos de labranza. Además, no hubo integración de agricultura y ganadería, por lo que los abonos eran escasos y las cosechas mínimas.
El ganado era poco y caro, sobre todo el de animales grandes. En España, se reguló la explotación ganadera, ovina principalmente, con la institución de la Mesta, en el año 1273.
Las órdenes religiosas tendieron a favorecer la roturación de tierras. En general las explotaban directamente, por medio de campesinos jornaleros.
A partir del siglo XIII se comienza a renovar el utillaje, y empieza a utilizarse la mula, en lugar del buey, como animal de tiro.
Los productos básicos fueron los cereales, la vid y las hortalizas, pero también, el aceite, la miel, la sal y la pesca. La sal y las especias eran fundamentales para la conservación de los alimentos. Estas eran las principales mercancías de los mercados.
De importancia vital fue la minería, sobre todo metálica, que proporcionaba hierro para la labranza. Los productos principales serán: el hierro, el estaño, el cobre, el mercurio y el plomo. Las minas solían ser de propiedad real.

SECTOR SECUNDARIO: El artesanado.
El artesano es una figura vital en las comunidades medievales; ya que la mayoría de ellas deben procurarse sus propios aperos de labranza, paños y los útiles cotidianos.
Desde el siglo XI los artesanos comenzaron a agruparse en cofradías, gremios, con artesanos del mismo oficio, o de oficios complementarios, que reglamentaron la producción y el aprendizaje. 
Los reglamentos de los gremios regulaban desde cómo y con qué se debían hacer los productos, hasta los precios. Se intentaba evitar el fraude y la competencia irresponsable. Cada gremio tenía sus maestros, inspectores y cajeros, elegidos cada uno o dos años.
Los gremios más poderosos tendieron a controlar el gobierno de la ciudad, y a tener un reglamento privilegiado, con sus propias leyes y sus jueces.
El aprendizaje del oficio también estaba regulado, y había tres categorías: aprendiz, oficial y maestro:
  • El maestro: era el dueño del taller y quien dirigía el negocio. Todas las decisiones del gremio las tomaban los maestros reunidos en asamblea.
  • El oficial: era un trabajador a las órdenes de un maestro. Recibía un salario por su trabajo. Para que un oficial se convirtiese en Maestro y formar su propio taller debía contar con el permiso de todos los maestros del gremio. En caso de tener el permiso, debía aprobar un examen y realizar una obra maestra.
  • El aprendiz: era un joven que quería aprender el oficio para ser algún día oficial.  No cobraba nada. El maestro le daba casa y comida a cambio. 
Con el paso del tiempo, si era capaz de hacer una obra maestra, el gremio le nombraba maestro y entonces podía establecerse por su cuenta.
En esa época no había más fiesta que los domingos. Se trabajaba entre 12 y 16 horas al día.

  • La industria textil fue una de las más prósperas: destacaron los paños florentinos y flamencos. Los paños eran, generalmente, de lana o piel; la seda era un artículo de lujo; pero también sobresalieron los paños de lino y cáñamo. En torno a la industria textil se desarrollaron los tintes, como el glasto, el alumbre, etc.
  • Fue de destacar la industria de la construcción, que nos dejó iglesias, catedrales, monasterios, lonjas, casas gremiales, castillos, puentes, murallas, etc. Las técnicas de construcción tuvieron una evolución impresionante, desde el arte prerrománico hasta el gótico. Este será un oficio de especialistas, donde la división del trabajo está más asentada.
SECTOR TERCIARIO: El comercio
En la Alta Edad Media el comercio casi desapareció. Sólo quedó una pequeña parte que se circunscribió a mercados locales.
Desde el siglo XII mejoran notablemente los métodos de navegación, por la adopción de la brújula, el astrolabio y el timón fijo. Además, la capacidad de carga de las cocas, barcos mercantes, aumentó.
Por otro lado, siempre fue muy importante la navegación fluvial. Todas las grandes ciudades de Europa tenían puerto, pero las nuevas técnicas facilitaban la navegación de altura. Constantinopla y Alejandría eran los grandes puertos comerciales internacionales del Mediterráneo.
El comercio internacional estuvo dominado por musulmanes, genoveses y venecianos. Muy fructífero fue, también, el comercio entre musulmanes y cristianos en la península ibérica, que conectaba las rutas musulmanas con las cristianas.
El comercio se organizó en torno a un sistema de ferias y mercados locales en distintas ciudades. El mercado, o la feria, era una concesión real, que se desarrollaba en unos días concretos.
  • Los mercados se montaban en planicies, o al pie de las murallas y puertas de las ciudades, ya que no había lugares abiertos dentro, aunque en ciudades importantes, como Barcelona, Valencia, París, Génova o Florencia se edificaron lonjas para albergar el mercado. Los días de mercado eran la oportunidad de hacer compras de lo que no se podía proveer el campesino. Los mercados estaban gravados con impuestos, que recibía el Señor. Se podían encontrar productos foráneos que traían los buhoneros, pero fundamentalmente se vendían productos de la tierra.
  • La feria fue un mercado más importante, que se hacía en determinadas fechas señaladas. Las transacciones de las ferias eran más cuantiosas, y se compraban cosas que durarían todo el año. Tuvieron ferias importantes Brujas, Lille, París, Amberes y Medina del Campo.
Desde el siglo XII, se generalizan en Europa las acuñaciones de moneda, cosa habitual en el mundo musulmán. La moneda musulmana solía tener mejor calidad que la cristiana, y se utilizaba como moneda de intercambio internacional, habitualmente.

03. Unidad 03. Taller 03. La vida cotidiana en la Edad Media: nobles, clérigos y campesinos

TALLER 3. LA VIDA COTIDIANA EN LA EDAD MEDIA: NOBLES, CLÉRIGOS Y CAMPESINOS.
3.1. LA VIDA EN EL CASTILLO.
Partes de un catillo medieval
Para conocer  las partes de un castillo medieval entra en la siguiente web:
http://contenidos.educarex.es/sama/2010/csociales_geografia_historia/segundoeso/tema2/castillo.html
  • Muralla: todo el recinto va cercado de una alta y gruesa muralla con un camino que la recorre en su parte superior. De trecho en trecho, se intercalan en la muralla cubos o torreones que permiten diversificar los ángulos de tiro y defenderse. Suelen estar rematados por almenas para la protección de los defensores. Al pie de la muralla y rodeándola por el exterior se abre a veces un foso para impedir la aproximación del enemigo; se salva con puentes levadizos. Puede haber más de un anillo defensivo amurallado.
  • Torre del homenaje: es la torre principal de dos o tres pisos y que sirve de residencia del señor y cumple con las funciones más destacadas del castillo, albergando las estancias principales y, en ocasiones, los almacenes de víveres. Se encuentra en la posición más defensiva en relación con un posible ataque exterior, de forma que si sucumbiese el resto de las defensas, esta torre proporcionase un último refugio.
  • Torre barbacana: es una obra de fortificación situada frente a las murallas y protegiendo una puerta de acceso. Podían contar con portales propios fortificados de paso obligatorio para acceder a la puerta principal, rastrillo o peine suele ser una pesada reja, rematada abajo en puntas que formaba parte de las fortificaciones de la puerta, junto al puente levadizo y la barbacana.
  • Almenas: tenían como función proteger a los defensores. Algunas tenían orificios, como troneras (para las armas de fuego) o saeteras (para lanzar armas arrojadizas).
  • Camino de ronda: donde se parapetaban los defensores.
  • Patio de armas: espacio central en torno al patio donde se distribuyen determinadas estancias, como la capilla (cuando la hay), la sala de recepciones, las naves para acuartelamiento de la tropa, etc. la entrada al castillo se produce a través del patio de armas; desde él se accede al resto de las dependencias.

  • Existían otras dependencias en el castillo como graneros, herrería, viviendas para los servidores, horno, etc.
Vida cotidiana en el castillo medieval.
Un castillo era un pueblo. Además del señor y su familia, los criados y los soldados, había un grupo de artesanos que se ocupaba del mantenimiento de las murallas y las armas. La comida se obtenía en las aldeas de los alrededores o en los huertos y corrales del castillo.
La vida era monótona y con pocas comodidades: la comida era muy precaria, especialmente cuando el castillo estaba siendo asediado. Las camas que eran de la nobleza eran un simple armazón de madera con paja.
En tiempos de paz, los caballeros se entrenaban combatiendo en torneos y se entretenían cazando, criando halcones y celebrando banquetes.
La cocina solía estar en un edificio aislado (en los patios del castillo) para no provocar incendios.
Los nobles pudientes y los mercaderes acaudalados podían permitirse una gran variedad de comida, incluyendo los frutos secos, las almendras y las especias asiáticas, productos muy caros
Las ventanas eran pequeñas y sin vidrios, las que se tapaban con cortinas.
En la torre del homenaje, donde están los aposentos, no había dormitorios individuales, por ende, el señor feudal compartía su dormitorio con sus siervos y perros.
Las mujeres normalmente permanecían en el castillo organizando tareas domésticas, cuidando de los hijos o cosiendo y bordando. Algunas, más refinadas, se entretenían con la lectura o con la música.


3.2. LA VIDA EN UN MONASTERIO.
Los monjes se levantaban muy temprano, antes de amanecer y, se preparaban para la primera oración del día, las Vigilias. Se leían y cantaban ciertas partes de la Biblia y otros cantos, escritos en latín, la lengua oficial de la Iglesia. Estos son los famosos cantos gregorianos que aún se siguen realizando en algunos monasterios, como el de Silos, en Burgos.
Tras ello los monjes se aseaban en las letrinas que tenían muchos monasterios (con agua del río cercano) y se volvía a la iglesia, pues apenas una hora después de Vígilias, empezaban los Laudes (una nueva oración).
Comenzaba entonces realmente el día, con una hora y media para el trabajo, volviéndose a rezar hora y media después. 
Hasta la una de la tarde, los monjes se ocupaban entonces del propio huerto (que servía para su autoconsumo) o se encerraban en el scriptorium o biblioteca, lleno de atriles.
En esta habitación se copiaban libros prestados por otros monasterios. Se hacía sobre pergamino (piel de cordero), utilizando distintos colores de tinta en las que se mojaban plumas de ave. El trabajo era minucioso y lento, pues no debían equivocarse y se copiaban también (o se creaban otros nuevos) los dibujos oiluminaciones que correspondían al texto. Todavía conservamos muchos de estos libros, aunque su exposición es complicada, pues deben ser iluminados con luz tenue para que no se vayan estropeando los colores.
Los monjes volvían a reunirse para rezar junto en la hora Sexta (en torno a la 13.20), tras la cual iban a comer.
La comida también era común, en una habitación llamada refectorio. En ella se colocaban largas mesas en donde los monjes lo hacían en completo silencio, pues uno de ellos (por turno) leía desde el púlpito la Regla o la Biblia.
El menú era bastante monótono, aunque sano. Normalmente se comían verduras y hortalizas cocidas en una gran olla y aderezadas con un trozo de tocino o manteca. Se les daba también a los monjes un trozo de pan y un cuartillo de vino. La carne se reservaba para los domingos y celebraciones especiales, al igual que el pescado (algunos monasterios llegaron a tener sus propias albercas en donde se criaban peces).
Evidentemente los monjes no se echaban la siesta, sino que volvían de nuevo a rezar conjuntamente en la hora Nona (sobre las tres), para después seguir con su trabajo encomendado.
Antes de la nueva oración se reunía toda la comunidad en la llamada Sala Capitular, leyéndose en ella un capítulo de la Regla de San Benito. En esta reunión el abad (aquel que gobernaba el monasterio) informaba sobre cuestiones cotidianas, se hacían confesiones públicas de los pecados y se castigaba a los monjes que hubieses cometido alguna falta (faltar a algún rezo, hablar durante la comida, discutir con un hermano…)
Tras un rato de tiempo libre en el que los monjes podían charlar, pasear por el claustro, rezar particularmente…, de nuevo a la iglesia para oficiar las Vísperas (19 h), cenar (20 h) y, antes de dormir, volver al rezo en la ceremonia llamada Completas, en la que se pedía protección a Dios ante los peligros de la noche.
Los monjes se retiraban entonces al dormitorio, que tanto en Cluny como Císter era común (sólo el abad tenía su dormitorio y despacho propio) en donde las camas estaban colocadas en largas filas. Si existían dos pisos, este dormitorio se colocaba sobre la cocina (y en el lado sur del claustro) para combatir el frío.

3.3. LA VIDA EN UNA CASA CAMPESINA.
Con arreglo a las leyes medievales, un campesino no era dueño de sí mismo. Todo, incluida la tierra que trabajaba, sus animales, su casa, y hasta su comida, pertenecía al señor del feudo.
Conocidos como siervos de la gleba, los campesinos estaban obligados a trabajar para su señor, que les concedía a cambio una parcela de tierra para cultivo propio.
Su vida estaba llena de penalidades. Muchos se afanaban para producir alimentos suficientes para sus familias y para cumplir con su señor. Les estaba prohibido marcharse del feudo sin permiso, y para un campesino, la única manera de obtener la libertad era ahorrar el dinero necesario para comprar un lote de tierras, o casándose con una persona libre.Así pues estaban ligados a la tierra.
En la Europa medieval, más del 90% de la población vivía del campo y trabajaba la tierra. La labranza y cría del ganado era un trabajo que absorbía toda la jornada, porque los métodos eran anticuados y no muy eficaces.
Cavaban y cosechaban sus parcelas propias, pero también ayudaban en los grandes cultivos: para arar campos y segar y recoger el heno. Una cosecha mala era una amenaza de hambre para toda la aldea.
El hogar medieval.
Las casas medievales eran muy diferentes de las actuales. Los campesinos pasaban la mayor parte del día fuera, por lo que las corrientes de aire y la escasa luz de las ventanas sin cristales no les molestaban. Para alumbrarse, pelaban un junco y lo mojaban en manteca, y eso ardía como una vela. Todo se mantenía lo más limpio posible: los suelos de tierra se solían desgastar a fuerza de barrerlos.
La vida doméstica era mucho más en común que la actual, ya que las familias enteras comían, dormían y pasaban su tiempo libre juntas en su hogar de uno o dos cuartos.


La comida.
La comida de la gente en la Edad Media variaba, como siempre, con arreglo a sus medios. Aunque cierto poeta creía que los pobres se alimentaban de "ortigas, juncos, zarzamoras y vainas de guisantes", su dieta era por lo general algo mejor.
La gente del común comía un pan moreno y tosco hecho de trigo con centeno o avena, verduras de huerta, y carne, en especial de cerdo, de sus existencias caseras. En invierno, se surtían de la carne y pescado que habían conservado con sal, y las cocineras inventaban medios adecuados para disfrazar el gusto añadiendo al guiso harina de avena, guisantes, alubias o cortezas de pan. Las vacas, ovejas y cabras suministraban la leche necesaria para elaborar los alimentos lácteos, llamados "platos blancos".

03. Unidad 03. Taller 02. El feudalismo

TALLER 2. EL FEUDALISMO.
2.1. CONCEPTO
En la Edad Media, a partir de los siglos IX-X, se formó en Europa occidental un sistema político, económico y social conocido como feudalismo.
Tenía las siguientes características:
  • Cada gran noble alcanzó el dominio total de sus tierras. El poder del rey se vio limitado.
  • Los nobles aceptaban la primacía del rey mediante un pacto llamado vasallaje. En una ceremonia llamada homenaje.
  • Por su parte, el monarca realizaba la investidura, por la que cedía una porción de tierras, el feudo, a su vasallo. Los nobles podían tener vasallos propios que solían ser nobles menos importantes. Este les otorgaba un feudo más pequeño.
Así se formó una cadena de lazos personales que ligaba al rey con los nobles del reino. Este sistema dio lugar a guerras frecuentes.

2.2. EL ACTO DE HOMENAJE O VASALLAJE.
El Homenaje en la Edad Media fue la ceremonia en la que un vasallo reverenciaba y sumisamente se comprometía a jurar lealtad a su señor feudal, recibiendo a cambio un título simbólico a su nueva posición (investidura). Fue un reconocimiento simbólico para el señor que el vasallo era, literalmente, su hombre.
Por este acto debía cumplir con la renta, obligaciones y servicio. Según la condición del vasallo, el juramento lo hacía de pie o de rodillas, se tomaban las manos y a veces hasta se besaban.

La investidura
Consistía en la entrega simbólica del bien concedido por el señor feudal a su vasallo; es decir, del feudo o beneficio, pero representando en la ceremonia por la entrega de un puñado de tierra, una rama de árbol, etc.
Inicialmente se formalizaba con la entrega de una espada, luego se hacía con la entrega de la tierra y, posteriormente, se hacía con la redacción de un documento de reconocimiento feudal, por medio del cual el vasallo reconocía como señor a su señor feudal.
El hombre juraba lealtad a su señor feudal, convirtiéndose en su vasallo, “su hombre”;
En ese momento se intercambian algunas palabras:
—¿Queréis ser mi hombre?
—Lo quiero.
—Os recibo como mi hombre.
—Os prometo ser fiel.
Desde el siglo IX se admitía que quien se recibía el homenaje de un vasallo tenía que concederle, a cambio, un feudo.
El incumplimiento por parte del vasallo implicaba el despojo de su feudo.
Por otra parte si el señor feudal incumplía traía como consecuencia la desnaturalización del vasallo que podía abandonar a su señor y procurarse otro mejor.

El espaldarazo
El señor feudal nombraba caballero a un guerrero, no necesariamente de origen noble, para la defensa militar de sus intereses. Previamente, el guerrero debía haber sido escudero y, antes de eso, paje, esto es servicio a otro caballero; también velaba por sus armas, a la mañana siguiente oía misa y comulgaba, le calzaban la espuela derecha y recibía un golpe en la nuca, de esa forma se daba el espaldarazo.

2.3. EL FEUDO.
Estas tierras recibían el nombre de feudo o señorío. En cada feudo había un castillo, que era la residencia del señor, varias aldeas, en las que vivía el señor, y tierras de cultivo, pastos y bosques. Las tierras se dividían en la reserva y los mansos.
  • La reserva era la parte de la tierra explotaba por le propio señor. Los cultivos que se obtenían en ella pertenecía en su totalidad al señor.
  • Los mansos, era la tierra que le señor concedía a los campesinos para su sustento. A cambio de estas tierras los campesinos tenían que pagar al señor unas rentas. ejemp: dinero, productos o servicios personales.
Los bosques, que eran propiedad exclusiva del señor. Y cuando los campesinos querían cazar o buscar leña en él debían pedir permiso o pagar un impuesto. En sus feudos los señores impartían justicia y cobraban impuestos. Además, los señores cobraban impuestos a los comerciantes cuando atravesaban sus dominios (peaje) y cuando cruzaban los puentes (pontazgo).
2.4. LA SOCIEDAD MEDIEVAL
La sociedad medieval era profundamente desigual. Se hallaba dividida en estamentos, grupos sociales a los que se pertenecía por nacimiento y para toda la vida. Nadie podía ascender o descender socialmente entre los grupos privilegiados y los no privilegiados.

Por un lado estaban los privilegiados. Era un pequeño sector de la población, pero gozaban de todos los privilegios, poseía, la mayor parte de las tierras (feudos) y ostentaban el poder militar, económico y religioso.
  • Dentro de ellos se distinguía la nobleza, que se dedicaba a la defensa militar y a la guerra y cuya cabeza visible era el rey. Por debajo de él estaban los duques, los marqueses y los condes formando la alta nobleza. La baja nobleza estaba conformada por los segundos hijos, generalmente vizcondes, barones y caballeros.
 
  • El Clero,  conformada por el alto clero secular y el bajo clero regular. El primero estaba conformado por el Papa como la cabeza visible de la iglesia católica y por debajo de él, cardenales, arzobispos, obispos y sacerdotes de parroquias. El clero regular estaba formado por abades, frailes, monjes y monjas viviendo en abadías, monasterios o conventos.
Por otro lado, se encontraba el estamento u orden de los no privilegiados. La función de los miembros de estos estamentos era la de trabajar y mantener a los otros dos estamentos. Estaban sometidos a ellos y carecían de cualquier derecho.
Según la actividad desarrollada se diferenciaban los campesinos, que eran la inmensa  mayoría de la población, y artesanos, que constituían un sector muy reducido.